jueves, 6 de enero de 2011

Aprendamos a reir un poco más

Antes de hablar o de cantar sería recomendable pensar un poco, comentaban en la última esquina que doble la noche que apunte al cerro que ahora no recuerdo ni como se llama, en la oscuridad de la noche unos perros daban la bienvenidad, ensordecieron el lugar de tanto ladrar y ladrar. Un pacto es lo que deben de hacer los políticos con la gente que afanan para ganar desesperadamente sus votos pagados y envueltos en ansiedad, gente afanada que recibe de vuelto una amnesia que va directo al paladar, a esa lengua que no ha de parar de matar.
El poder siempre manda, rezaba la anciana en esa plaza madrugadora de seres hambrientos de alcohool, rezaba mientras bailaba y cantaba, alguien saco una moneda dorada para entregarle y callarla de a pocos, la conciencia se despierta y arde todo, hasta las extrañas del mas insensible ser que andaba a esa hora.
Me voy, me voy, se leía en lo alto de la pared, adonde voy? se pregunto?, estaba descalzo y desnudo cuando escribio en la pared, escribió mientras un descanso lo llamó, a mirar los caminos que recorrió, a mirar los días vividos, los tiempos pasados, los mismos que se llenaron de historias escritas con el corazón.
Hasta ahora recuerdo las caras de todos los que estuvieron en esa esquina comentando, al final uno de ellos comenzo una risa eterna que contagio al mundo entero, todos saltaban y se doblaban de tanta risa, no quise seguir caminando, ya no me importo llegar a la cima de ese cerro que no recuerdo como se llama, no importa si no llego, no creo que una estrella se caiga del cielo, el sol seguira brillando como siempre y al final eso vale más que nada.
Todos los días aprendamos a reír un poco más, pues la vida cada vez es más corta, hay mucha gente que ya no esta y muchas promesas se cayeron, riamos y andemos libres como el viento.