viernes, 15 de febrero de 2008

Cruzando mis desiertos


Los colores se perdieron en el inmenso desierto que ha de cruzar para poder llegar hasta acá, en el día que salio de su dulzura para experimentar el andar sin interés, ese día aun no llega porque nunca tuvo el valor suficiente para lanzarse al abismo, por más palabras de arenga dichas en las noches de bohemia en un bar de puerto con aroma a pescado podrido de todo.
El sol quema a más de 50 la arena lo va consumiendo todo, el viento sopla tan fuerte que mueve al desierto para que no termine, no hay sombras para cobijarse, no hay destinos para morirse, la muerte anda al lado dispuesta a lanzarse junto al alma en abandono.
Las noches lejanas no aparecen más, los pasos son lentos sin terminar, lleva un turbante para que lo dejen pasar, antes de seguro lo mataran, pobre infeliz ya has de llegar.
Tiene una sonrisa oscura, quemada por el sol, el agua del mar se convierte de a pocos en una ilusión difícil de alcanzar, la luz del cielo lo ha de cegar, imaginara lo real mezclado con lo irreal, escribirá una canción para cantarla junto a la cigarras en el gran estanque final.
Cae de pronto, empieza a rodar y rodar, la arena empieza a revolotear formando una sirena en el aire que lo ha de abrazar para luego llevarlo a la eternidad.

No hay comentarios: