
Los aplausos ensordecieron el ambiente de algarabía que se empezó a vivir en ese espacio de gente hambrienta de reír, el pequeño hombrecillo que hacia de especie de primate cayo desde una altura de seis metros, no había malla que lo protegiera de no estrellarse contra el concreto, de seguro que estaba muerto pero la muchedumbre no lo entendía, solo atinaban a mirar y no hacían nada, absolutamente nada.
El pequeño hombre apenas tenia un día trabajando en ese circo de quinta categoría donde ningún tonto quería trabajar por el miedo de no querer morir, este accedió porque no tenia otra cosa para hacer, en casa había cinco niños gritando por un pedazo de comida, no tenían madre, no sabían quien los parió, ni como, ni cuando y menos donde, quizá el pequeño hombre que se hizo cargo de ellos tampoco sería su padre biológico, la verdad nunca se supo, la justicia no existió para ellos porque era pobres y apestaban tanto que nadie se les acercaba, quizás nunca se enteren que su padre murió trabajando de saltador en un circo que cerro ese mismo día para irse a otra ciudad donde quizá quieran encontrar un nuevo valiente que quiera saltar sin importar que pueda morir.
El piso estaba triste pues a un hombre recibió, muerto.
La gente se fue retirando, nadie hablaba, nadie miraba, todos se iban tan rápido como podían, afuera hacia frió, el viento silbaba al doblar la esquina, en el aire se sentía que venían unos seres llenos de tranquilidad, entraron y se posaron al lado del pequeño hombre, uno de ellos se arrodillo para levantarlo, pero al hacerlo sintió el silencio de un aliento de vida, este le pregunto para donde me llevas, aún estoy vivo y quiero regresar a casa, hay cinco pequeños seres que me esperan porque tienen hambre de comer, de frió, de caminar, de aprender, de reír y de correr, ruego que me lleves con ellos, no tienen a nadie mas, a nadie mas.
De pronto todo se hizo oscuro, nadie hablaba, el silencio envolvió el espacio, fue un tiempo infinito.
El sol quemaba con la fuerza de un verano, se poso en el rostro de un ser lleno de vida que dormía en la vía, este se paro y corrió, solo corrió y corrió.
Hoy es el más grande saltador, es dueño de un circo con el que recorre el mundo, no esta solo pues con el son seis y van por ahí saltando de ciudad en ciudad, van llevando un mensaje de conciencia por la paz, la naturaleza, el amor a todo ser vivo y a uno mismo, no tienen teorías, sólo saltan, ríen y hacen reír.
Ríe, ríe y ríe hasta morir, anda anímate, inténtalo, ríe, ríe, hasta morir.
El pequeño hombre apenas tenia un día trabajando en ese circo de quinta categoría donde ningún tonto quería trabajar por el miedo de no querer morir, este accedió porque no tenia otra cosa para hacer, en casa había cinco niños gritando por un pedazo de comida, no tenían madre, no sabían quien los parió, ni como, ni cuando y menos donde, quizá el pequeño hombre que se hizo cargo de ellos tampoco sería su padre biológico, la verdad nunca se supo, la justicia no existió para ellos porque era pobres y apestaban tanto que nadie se les acercaba, quizás nunca se enteren que su padre murió trabajando de saltador en un circo que cerro ese mismo día para irse a otra ciudad donde quizá quieran encontrar un nuevo valiente que quiera saltar sin importar que pueda morir.
El piso estaba triste pues a un hombre recibió, muerto.
La gente se fue retirando, nadie hablaba, nadie miraba, todos se iban tan rápido como podían, afuera hacia frió, el viento silbaba al doblar la esquina, en el aire se sentía que venían unos seres llenos de tranquilidad, entraron y se posaron al lado del pequeño hombre, uno de ellos se arrodillo para levantarlo, pero al hacerlo sintió el silencio de un aliento de vida, este le pregunto para donde me llevas, aún estoy vivo y quiero regresar a casa, hay cinco pequeños seres que me esperan porque tienen hambre de comer, de frió, de caminar, de aprender, de reír y de correr, ruego que me lleves con ellos, no tienen a nadie mas, a nadie mas.
De pronto todo se hizo oscuro, nadie hablaba, el silencio envolvió el espacio, fue un tiempo infinito.
El sol quemaba con la fuerza de un verano, se poso en el rostro de un ser lleno de vida que dormía en la vía, este se paro y corrió, solo corrió y corrió.
Hoy es el más grande saltador, es dueño de un circo con el que recorre el mundo, no esta solo pues con el son seis y van por ahí saltando de ciudad en ciudad, van llevando un mensaje de conciencia por la paz, la naturaleza, el amor a todo ser vivo y a uno mismo, no tienen teorías, sólo saltan, ríen y hacen reír.
Ríe, ríe y ríe hasta morir, anda anímate, inténtalo, ríe, ríe, hasta morir.
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