Las historias se combinan con esencias traídas de otras tierras, Encontradas en el oasis de una vida humana, Incansables las razones demostradas en las miradas penetrantes de una dama, Aturdida por la calma en la vida que llevaba. Cuantas ganas para matar no faltaban, condenada a sufrir empasmada, En el charco su mirada reflejada, cabalgando cuan jinete en escapada, El mortal veneno en la lanza untaba, para luego su alma ultrajarla, Sin dolor, sin lagrimas, sin tristezas, cuanta belleza ingrata desesperada, No decía nada, en silencio en estampida atravesaba los rincones desolados de una casa, Habitada por seres que la acompañaban, en su propia cruzada la alentaban, La maldición hecha la abrumaba, al oído le hablaba, si giraba la mirada lo mataba, El rostro rojo como el sol reflejaba la dureza del miedo que la avasallaba, pero ella avanzaba, Los pasos firmes van terminando, después de ellos cabalgara sola, Hacia el oasis de su propia vida humana, la historia volverá para quererla, La mirada penetrante se perderá con ella. |
miércoles, 9 de marzo de 2011
Historia de una hada
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